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02 de Noviembre de 2020

El programa Acompañar también rige en instituciones privadas

Se concretó el primer caso del programa Acompañar en una institución privada con el apoyo del Ministerio de Salud Pública. El programa se lanzó en septiembre con el objetivo de posibilitar el acompañamiento familiar al paciente COVID-19 en etapa terminal, respetando un protocolo que garantice la seguridad del personal de salud, de los pacientes y su entorno

Se concretó el primer caso del programa Acompañar en una institución privada con el apoyo del Ministerio de Salud Pública. El programa se lanzó en septiembre con el objetivo de posibilitar el acompañamiento familiar al paciente COVID-19 en etapa terminal, respetando un protocolo que garantice la seguridad del personal de salud, de los pacientes y su entorno.

La referente del programa en el hospital Centro de Salud, Alejandra Acosta, explicó que “se ofrece y se explica a los jefes de la terapia intensiva de los diferentes sanatorios en qué consiste el programa, sobre todo la visita del familiar a las personas internadas, y también se le ofrece capacitación para que ellos puedan ponerlo en práctica”.

Por otro lado, en el sector público, el programa se desempeña en el hospital Centro de Salud, Eva Perón, Avellaneda, Padilla, hospital de Monteros y de Concepción. El equipo realiza acompañamiento psicológico y espiritual, trabajando en conjunto con representantes de los diferentes credos. En la parte sanitaria, cada hospital tiene uno o dos referentes, la mayoría de ellos enfermeros o psicólogos integrantes del equipo de Salud Mental.

La importancia del acompañamiento es que la familia tenga la oportunidad de despedirse de su familiar antes de que fallezca. El objetivo principal del programa es facilitar el encuentro y la despedida porque es para los pacientes que están graves”, detalló Acosta.

Desde el equipo se habla con la familia para que elijan a un miembro para que ingrese por única vez a visitar a su pariente. El ingresante debe tener entre 18 y 60 años, no debe estar embarazada ni tener ninguna enfermedad de comorbilidades (hipertensión, diabetes, obesidad), y debe estar con COVID-19 negativo. “El familiar que ingresa es el nexo entre el enfermo y la familia que ha quedado afuera”, agregó la licenciada.

Para concluir, destacó que es importante también que las instituciones privadas se adhieran, ya que es un programa provincial que está dirigido a la parte pública pero también a la privada. “Es fundamental para disminuir el sufrimiento que significa la muerte por COVID-19 teniendo en cuenta que la familia no podrá ver al paciente en ningún momento. A veces nos pasa que después de la visita, cuando el paciente empieza a agravar o muere, piden una segunda visita pero no se puede”, finalizó Acosta.